El aborto es un método que trunca el desarrollo del feto y termina con el embarazo. Existen varios tipos; sin embargo, el espontáneo, que representa el 25% del total, es el más frecuente de todos ya que, dentro de este, se encuentran 5 subdivisiones generales más: el terapéutico, el ético, el psicosocial, el eugénico y el inducido. Este último se ha convertido en el más polémico y conflictivo debido a que es considerado un crimen, un asesinato (el embrión se establece como un ser humano pasadas las veinticuatro horas de su incubación). Existe una gran diversidad de factores que conducen a una madre a hacerlo, como por ejemplo el miedo al rechazo familiar y de la sociedad, la presión o abandono de la pareja, el abuso sexual, la poca solvencia económica, entre otros.
El aborto genera ciertos riesgos que pueden ser físicos y emocionales. Los primeros pueden ser la perforación del útero, los desgarros cervicales, la afección inflamatoria pélvica, cáncer de ovarios, cáncer de mamas, embarazo ectópico, infecciones, endometritis, hemorragias, placenta previa. Los segundos están relacionados, generalmente, con problemas de drogas y alcohol. Además, las mujeres presentan depresión, angustia, desordenes alimenticios, traumas psicológicos, problemas sexuales y de autoestima o tendencia de suicidio. Estos dos tipos de consecuencias pueden llegar a acabar con la vida de la mujer: por hacer un mal proceso quirúrgico o por suicidio.

No hay comentarios:
Publicar un comentario